El D es especial para mí a la hora de darle las gracias. Es quien tuvo la paciencia de aguantarme un tiempito, recibir un batacazo, soportar ciertos mea culpas (sonoros y físicos), dejar pasar el tiempo... y aún así seguir manteniendo la sonrisa y las ganas de abrazarme.
El D está lejos, pero el corazón lo siente cerca. Cree que es más dual de lo que es, cuando en realidad encierra polos que todos llevamos dentro, y cuando encima lo que va a vencer es una mezcla de ambos. A pesar de a veces ser hiperbólico, el D no será ni un santo ni un pecador. Será un santo (s) atípico. Y eso es lo que le hace atractivo. Eso y que sueña, es vulnerable y a la vez graciosamente férreo muchas veces. Hace reír -a mí con un solo dedo, ya lo sabes!-, escribe bonitas canciones, se pone nervioso a veces y sabe dejar su espacio a cada quién. Un padrazo, por otro lado, y seguro que un gran profesor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario