martes, noviembre 22, 2005

L'escrime et moi

Sí, chicos. Por fin me voy a apuntar a esgrima. Después de años queriendo hacerlo y publicándolo por todos lados... ayer tuve mi primera clase. ¡Y me gustó! Así que voy a intentarlo, a ver cómo ajusto porque viviendo en Madrid uno se vuelve loco yendo de una punta a otra... Espero que me dé tiempo.
Y mis maestrillos todos majicos, vistiéndome con la ropa reglamentaria (la veis, toda de blanco y tal y tal) y enseñándome cómo colocarme y como tirar, o pelear con el arma, que así lo llaman ellos. En fin, habrá que verme como buen pato que soy haciendo un deporte tan... ¡elegante!
Veremos, veremos... la gente dice que me pega. ¡Ojalá! Yo creo que voy a dar el cante. Pero entre eso y montar a caballo, que son los únicos deportes que me gustan de verdad... parezco la más pija del reino! qué horror! Perdonadme el snobismo. Así soy.
je.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con esta noticia que publicas no me queda más remedio que escribir mi primer post (Se acabó espiar por la ventana).
Sin duda el mejor deporte del mundo; mejor que hacer ballet, kárate y ajedrez juntos. Tienes armas y luchas como en las películas. Bienvenida al elegante mundo de la esgrima!

Un saludo Patatita!

P.D: este post es además un reto público para cuando nos encontremos. Engarde!

Monstera Notand. dijo...

Si la esgrima deportiva se le da tan bien como la verbal... ¡achanta, Vaca, achanta!

Eh, txiki, sí que te pega esta afición. No sabría decir por qué, pero te pega.

¡Adelante, voto al chápiro verde! ¡En garde, nom de chien!

Siete dijo...

Máster, me asustas. Soy una principiante, no me lances el guante aún. Eso sí, te aseguro que me voy a entrenar con tesón para estar preparada.
De hecho hoy en plató estaba ensayando las posturas disimuladamente... y me han cazado los cámaras, con las consiguientes risas... Eso me pasa por tonta.
Un gusto verte -y no solo intuirte- por aquí, Sagrada Vaca.
Y Monstera... me temo que seré más torpe con la espada que con la lengua... entiéndase como se quiera entender... ¡Yo no digo nada!