miércoles, enero 10, 2007

Descodificador said (bis)

La televisión lleva años tratando de ser un instrumento de entretenimiento, pero se ha convertido en un feroz electrodoméstico incapaz de dar buenas noticias. Salvo raras excepciones, es una máquina de transmitir dolor y daño, de manipular, de mentir, de hacer espectáculo con lo peor del ser humano.

El 'post' de hoy no es una defensa de la lectura y una patada a la televisión. Es una reflexión sobre la violencia y sobre cómo las historias sobre la maldad humana pueden envilecerte o hacerte mejor.

La violencia es una de las patas de la mesa televisiva actual (las otras son el fútbol, el amarillismo y la información-manipulación). Una pata recia como bate de béisbol que distribuye sus golpes de maneras muy diferentes. Las películas de Stallone son una anécdota. Resulta mucho más dañino el sadismo con que programas que supuestamente sólo quieren entretener e informar se recrean en la actualidad negra. O todos esos espacios que juegan con la violencia moral, ese cruel ensañamiento con que maltratan a personas en inferioridad de condiciones (económicas o intelectuales) en entrevistas y reportajes de programas del
corazón.



Y dice verdad. Y si le hubieran oido en nuestra santa UNAV, le habrían besado sin pensarlo.

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