Como ya he podido observar en otros ámbitos que se quieren artísticos, en éste se cultiva con facilidad un paradigma de creador o emprendedor solitario, excéntrico, egoísta, políticamente incorrecto, ordinario de modales, que no da nada a nadie (ni siquiera un poco de urbanidad) porque toda su emotividad, su sensibilidad, está enredada en las teclas de un piano, en las cuerdas de su instrumento o en el negocio que tenga entre manos.
Sabino Méndez (sí, tu primo, primo)
El amigo Méndez no descubre la Luna, pero desde luego qué fácil es dejarse encandilar o engañiflar (sí, engañiflar, que es mucho peor) por esa pose. No, no. (y se añade gestecito denegador con el codo y dedo índice bien estirados en frente de vuestras narices)
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